jueves, 7 de febrero de 2008

Poetas vivos: poesía viva




Selección de Miguel Ángel Ortiz

Nota preliminar



(Las bifurcaciones contingentes)

Somos contingentes.

Estamos por suceder en todas las direcciones

que se contienen dentro de nuestra circunstancia.

[...]



Sin embargo, la circunstancia no nos pertenece:

no somos libres de que nos pertenezca,

ni siquiera en el caso de que nosotros mismos

podamos haberla creado.

José Revueltas



La presente selección de poemas no pretende ser un compendio de todos los poetas vivos de Durango. Es, más bien, la compilación de algunos. Las razones son, sobre todo, de carácter operativo. Un libro antológico es como una fotografía, (cierta detención del tiempo) ,pero la potencia de sucederse en todas las direcciones, continúa. Así, esos cruces de luz en un libro serán claramente contingentes, resultado de una esquina del mundo.

No pretendo caer en perogrulladas y hablar de los límites y desafíos de los escritores en Durango: los escritores saben que en los estantes descansan los libros y que los libros dicen cómo escribir bien.
La colocación de los autores en este texto es exclusivamente en orden alfabéticoPor lo pronto, me parece, que entre todos los poemas, algunos sí son verdaderamente milagrosos. Lo fundamental es que cada uno, milagroso o no, está ayudando a hacemás habitable el mundo.

Miguel Ángel Ortiz






Lidia Acevedo

De Mazurca para un suicida

María tú


María tú habitas el cuadro aquel que ya no existe

en un desván del que el tiempo dio cuenta dejando laberintos

para que el viento como por una flauta se desplace.

Y no es al rosario que vivía atento de tus dedos

en la espera de la señal del padre nuestro,

ni al gato que se afilaba las uñas en la base del crucifijo

ni es a ti a quien vengo a buscar María

es al tiempo que escondiste.


Reza, María, constrúyeme un camino en tu murmullo


para llegar a ti y llorar desde tus ojos,


porque las cuentas han caído y tu rosario es sólo la memoria


de una tarde vacía entre tus brazos.


Presagios

(Cinco)



Cuando oigas a los perros

la noche estará cerca y el camino

comenzará a desdibujarse

no abras los ojos

en silencio los pasos se desandan

anda y recoge estrellas

lava el libro de sal bajo la lluvia

luego vacía el mar en la bañera

y sueña.

Stephanie Alcántar





Necesito un sol y plantártelo en los ojos.



Tal vez el viento te traiga de altamar a la marea



si no es que tu brújula se quedó sin horizonte.



Es posible dibujar espejos en el aire



antes que conocer el peso de tu sombra.



Mírame como los gusanos



que viven esperando la metamorfosis.



Me duele la vida de los espejos,



son todos y no son nadie.



A veces siento que olvido una parte de mí en el espejo.



*

La luna está más cerca de mis sueños



que yo de encontrarle los pies a una escalera.



Como si intentara enseñar a los árboles a maquillarse,



y un árbol enseñara a un libro cómo se debe deshojar.





José Cruz Almonte



Mi nueva computadora


Para irme de vacaciones



vendí mi computadora

en el mar la vida es más sabrosa

en el mar te quiero mucho más

Mal negocio

regresé sin dinero

Ahora

mi nueva computadora

es un frankestein incompleto:

una olivetti es el teclado

la tele descompuesta el monitor

y el ratón

por la cocina en busca de un bocado

para no morirse de hambre

no he podido agarrarlo ni a escobazos







Fernando Andrade Cancino





Los muchachos


Ya han pasado muchas bodas de oro y sangre

desde que anidamos juntos.

Hoy tú duermes desnudo como un cisne negro

mientras te dibujo

(estás tatuado con líneas de fósforo).

Otro joven fauno de mezclilla azul

que esta madrugada te distrae de tu fatiga

necesita la ayuda del cielo protector

y un amante con tarjeta de oro.

Él sólo aprendió a ser el pasajero de su cuerpo

de su tórax de Adonis, de su pelvis de albañil.

Por eso tú y yo y los otros amigos del barrio

veneramos su piel joven/su cintura de rumbero.


Para su entrega a domicilio

no es necesario acudir a Internet

ni a la esquina mágica

sólo al barrio de Analco.

Se llama Octavio.

No sé cuánto mide

sólo de sus ojos de agua zarca

de sus labios de Angelina Jolie

su culito pequeño y grandes atributos.


Oigo a Eminenn rapear

a los muchachos que jadean

y se vacían de minerales

a los chihuahueños que le ladran a la jauría.

Es viernes santo de abril y hay luna llena

El ron Matusalen avenza por mi cuerpo

un tabaco enciende mis pulmones.

No puedo dejar de morir

un poco más

cada vez que me procuro algún tipo de placer.

Moriré de esto y aquello

por no decir de gusto

y sexo profesional.


Rezaré al acostarme

tres Aves Marías y un Padre Nuestro

para borrar nuestros pecados.

Eminenn declama en el compact disk

recordando a Led Zeppelín:

Sing for the year

sing for the laughter

sing for the fear

sing it whit m

just for today

maybe tomorrow

the good Lord will take you away

Deslizo mis dedos

por el teclado

apuro la copa y apago el cigarrillo

para irme acostar

uniéndome al sueño de los muchachos.



Israel Arellano

La casa del rey


La casa del rey tiene cimientos de dolor

manos labradas en murales de agonía

buitres que comen la carroña de la multitud.

El poder arrastra la vida misma

el latido del hemisferio pasea el destino

la naturaleza, ojos sedados.

Campos de batalla se riegan con el vino del pueblo

el campo de la fertilidad se forma en el vientre del dolor

cobija a sus crías en la miseria

la cena se sirve en el lomo quebrantado

la urbe es un traspaso de mandamases y ficción

duele como la lengua muerta que tartamudea

en el camino a la ciudad nos abrigamos en el silencio.



Graciela Ayala Ruiz

Pez luna



La luna es un pez que camina por la ciudad

se alarga se alarga, parece el ojo de un gato

contemplando la noche.



Mamá


A media mañana acostumbra soltarse el pelo

la negra trenza cae por su espalda como noche sorprendida

el tiempo apenas le alcanza para limpiar la casa

de nariz aguileña y mirada profunda, ella conoce mi alma,

(con música y luz me dio su forma).


Entresueños


El río devora la memoria de los hombres

que cruzan sus aguas

es el río de los sueños

donde dejan su nombre y su historia.



Mar triste

La tristeza es azul me dijo un pájaro esta mañana

es como el mar y como el cielo, inesperada y profunda

murmuró el espejo que está junto a la ventana.

***

Mis manos se abren al viento

tocan tu rostro

se adueñan de tus ojos

mis manos son tus manos

y tu confabulación.


Gerardo Campillo Llano

De A contraluz

Las sábanas danzan

piel sobre piel,

de punta a punta

laten sorprendidas.


La zozobra en frenesí,

colapsa el corazón;

final del primer movimiento.

El cuerpo aplaude.



***



Nuestros cuerpos

son racimos de sol,

arena del desierto

en su propia hoguera;

palestra de melancolía.



Amor a contraluz,

tiranía de la noche

en otra oscuridad.


Atenea Cruz

La maravillosa fórmula del doctor Funes


No es tan complicado.

Vivir

no es tan malo cuando se está incompleto.

Todo está en adaptarse.

Todo radica

en esperar a la muerte.

Y actuar

como si no importara lucir como un engendro

como si no doliera esta carencia

como si las miradas no gritaran de risa.


Como si, en realidad

nunca hubiera pasado.



Ricardo Echávarri

Lolita en Topolobampo


Lolita con tu vestido color nube

derrochas margaritas por tu cuerp

todos estuvimos enamorados de ti

qué bárbaro Nabokov

la abuela decía que érais un perverso

escribo para tu risa de soles fatuos

Humbert Humbert fue sólo una víctima

en el helado fuego de tu risa

mirábamos madurar tus muslos

como si fueran frutos

escribo para tus manos de adivina

muchacha de tobilleras de parasol

daría la pirámide del sol por el hoyuelo

de tus rodillas

Humbert Humbert fumando su pipa ideal

con nosotros lectores

cachorros senos solicitan domador

44 bis Puerto Topo

en la página 25 descubrí un lunar

en tu espalda pájaro de luz

Nabokov bebía vodka cuando escribía

un mujeriego el tipo

por la autopista en un carro de sol

van Lolita y Humbert Humbert

los sigue una montaña que vuela

Nabokov ordena sus papeles sonámbulos

girasol girasol

¿Sabías que San Nilo se comió un libro?

Debió ser Lolita




Alberto Espinoza

Poema para poco antes de volver del sueño



Haz de volver flor atónita

regresarás de tu raro

vuelo migratorio a tu redil

donde ahora pacen las abejas

-sin que lo note- yerba amarga.

Haz de volver a tu vaga jaula

de banderas, donde ligero

los sórdidos terrores zoológicos

se incrustan en nuestras venas.


Desde el viento ascendente del Oeste

desde el viento brumoso de la nub

-corazón del inverso mar del sueño-

regresarás a este jardín

inundado de desgana y olvido.



Los frutos de sales minerales

esponjas anaranjadas que sólo orinan polvo

no han de calmar el vuelo de tus alas

ni han de dar suelo a tu pasión por el abismo

en tu mirada.


Y sin embargo intensa flor

habrás de regresar al fin sola a tus cuencas

a irrigar de nuevo los despoblados párpados

disolviendo el saludo líquido del sueño en tu mirada.


Habrás de regresar para colmar

los áureos recipientes

con tu agua ya mansa

que es dulce ya mansa

que es dulce vino blanco

para quien lo bebe.



Evodio Escalante Bentancourt

De Todo signo es contrario

El sufrimiento

…le pegaban



todos sin que él les haga nada.





César Vallejo





Le daban duro con un palo, y duro



con porras en el cráneo, para ver, duro,



si alucinaba jardineras, o



no alucinaba nada y era un burro.



Lo hacían girar en seco, contra un patio



donde un mareado sol se empecinaba



en calcinar la piel y las paredes.



Lo asediaban con golpes, empujones,



frentazos, zancadillas, sorpresivas



patadas, carcajadas.



Luego, por reanimarlo, un baño de agua;



una inyección con sorna, y no reniegue.



Y entonces, todo furia, grita un grito



donde el dolor resopla y la impotencia.



Se hace en los pantalones, moja el patio,



ensucia las paredes, se desviste



hasta que los doctores le colocan



de nuevo la camisa.



“Entiende, hijo de nadie, o te pegamos.”



- “Fabríquenle una celda.” El general



después de dar la orden se regresa



a terminar su té. La noche pasa.



El prisionero llora cuando mira



por entre las rendijas de ese techo



un par de estrellas locas, crepitantes.







Esther Galindo





Tienes asteroides en los ojos, Alicia



barcos, náufragos y polizontes



tienes lunas en las cuencas



y eclipses que te brotan del pelo.



Pareces de agua cuando caminas.



Descubriremos altamar juntas



y te atarás un nudo a la garganta



déjate llevar por el oleaje



que es un libro lleno de espejos.



***



Me pesa el silencio:



quiero gritos



embriagarme de gritos.



Sólo sueña



me dijo Hades



volvíose rojo,



entonces



me lo bebí a carcajadas.





Jaime Hernández Montes





Por ella





Por ella, Dante se perdería en los infiernos,



Bukowski se embriagaría de vida



y no dormiría ya más el Marqués;



Adán regresaría al paraíso.





Por ella, Beethoven crearía la décima sinfonía,



Homero conocería otra Venus de los Montes



y Cortázar a su Maguita, en ella;



Neruda daría otros veinte poemas de amor.





Freud, sin coca y sin dormir, en alucine,



ahorcando al gallo, fascinado,



observaría los ojos extasiados



de una femme fatalle en coito rico.





Por ella, un poeta salta al ruedo,



abre las venas de su tinta



y escribe en su cuerpo



el poema. Sólo por ella.





Velarde, frío, ya no dirá más:



Vallejo, en una tumba de nostalgia



y papel impreso, quedó sin ella.



Bretón ya no llegó a sus ojos,



ni Eluard a su beso…



…sólo yo, en el laberinto, con tigres y espejos,



amarro los hilos rojos del cabello de ella



para salir del túnel, sonámbulo,



a la luz de la luna, para, de nuevo,



otra vez, caer en el deseo de su sexo





Por ella, sólo por ella.





María Luisa Iglesias





De Atardecer del séptimo día







Nada que cubra su rostro como un pañuelo blanco





Moisés sabía



que sus sandalias gastadas no pisarían la tierra de leche y miel



Esa fue la promesa





Cuarenta años caminó en círculos de sed



mimetizándose en granos de arena hasta pulverizar su resentimiento



Cuarenta años se perdió en el desierto



para atrasar su muerte



Esa fue su victoria





Errantes sus cenizas aún caen sobre su pueblo



Esa fue su revancha







***



Te oigo hablar y quisiera guardar tu voz



en mi cajita de recuerdos





Madre



Pon tu mano perfumada en la llaga y se llenará de mariposas.







***





Una sed más larga que el diluvio





Quiero beber de las aguas donde caminó Jesús





***







Gilberto Lastra











Abrí el refrigerador



esperando ver el fondo de la caja de Pandora



y me puse a perseguir estrellas en la televisión



mientras un río se llevaba una casa de madera



(con sus habitantes dentro)



y el hombre del micrófono jugaba



a la tragedia transmitida en cadena nacional





Qué bonita es la cadena



acorralándonos al final del cráneo a todos





Quería saber si la luz conocía a la sombra



o si platicaban en el microondas



y si la sombra esperaba algo de la luz



como dos incomprendidos amantes





No entiendo la arquitectura de Dios



(ni sus obras ni recuerdos)



por qué nos ha dejado hacer tanto si no hacemos mucho



sólo nos amontonamos en Babeles de cristal



y a veces las camionetas de la Chevrolet las suben





El hombre compite contra Dios



y no se le ocurre que Dios ya no está



que se lo llevo el mismo río en la casa de madera



en un Rosario desesperado





Dios siempre ha sido como la fe



una puta convenenciera













José Ángel Leyva





Cuando despierte y la luz no haya llegado





A Stephen Hawking



Y dicen que la luz es infinita



que es más veloz que todo



Pero es tan relativo todo



Einstein la alcanzó con su trineo



jalado por robustas ecuaciones



y se sentó como Huidobro y Altazor



o junto a ellos



al borde de sus ojos



para mirar cómo llegaban



las imágenes



Ahora cuando sé que la luz



no es mayor que la noche



que las estrellas mandan



sus mensajes luminosos



hacia una oscuridad



que nadie sabe si termina



descubro que somos emigrantes



de esa plenitud ausente de colores



Venimos huyendo de sus sombras



cruzamos la frontera



entre el lodo negro de los genes



para engañar al olfato de la muerte



Atrás oigo sus bestias



sus gruñidos que me cercan



También la ciencia dice



que miramos el pasado



del sol y las estrellas



Su ayer es hoy para nosotros



Nos llegan sus viejas caras nuevas



las luces de recién nacida



de alguna galaxia que se muere



¿Será que los humanos nos vamos



apagando aquí



mientras nos vamos encendiendo



en otros lados?



¿Será que cuando el sueño



nos marca las ojeras



como sellos que clausuran



la apertura de los párpados



es porque estamos sin dormir



en un planeta de agua



viajando en peces aerostáticos?





¿Será que aprenderé a dormir



y despertarme a tiempo



en otros sueños?



Entonces dejaré de amanecer junto a mi cuerpo



el dolor estará bajo la cama amortajado



ya no podrá tragarse mi saliva



ni espantar parvadas de los labios



y mi boca estará seca



y yo



esperando a que la luz me alcance



en otro lado







Jesús Marín





De El hombre que cazaba ballenas





X





Los feos nos partimos la madre



los bonitos no lo necesitan.





No tienen que esforzarse



ni mentir a las mujeres



ni joderse el orgullo.





Los feos sueñan en blanco y negro.





Los feos nos quedamos solos,



estamos acostumbrados.





Los bonitos se quedan con recuerdos hermosos



nosotros con las cáscaras de mango.





Cierto,



los feos somos buenos perros



pero, ¡carajo!, de vez en cuando



queremos carne de la fina.





También merecemos nuestro culo de cielo.





Los feos somos mayoría



y a veces soñamos ser bonitos.





Uno no puede escapar de su fealdad.





Seguiremos siendo feos



por más billetes que uno suelte



por más espejos que rompamos.





El único consuelo es que con el tiempo



hasta los bonitos se vuleven feos.





Luis Ángel Martínez Díez





La mamá





Desde luego que debió haber sido impresionante



salir de entre las piernas de mi madre.



Pasar de su vientre a sus brazos.



En adelante siempre ha estado presente para afirmar convencida



que soy un buen chico, que quiero el bien de todos.



Convencida sonriente y llorosa.



Yo soy bueno con todo y lo malo que el mundo es.



Puedo matar a cualquiera, luchar fieramente por la vida



ser mezquino o escribir poemas;



pero soy bueno, dice mi madre.





Yo también siempre digo que mi madre es una mujer excelente.



Muchas horas paso pensando en lo que la haría feliz,



y no me adapto a la certeza de su muerte.





Ahora que lo pienso,



deber ser terrible,



no tener quien afirme en todo momento



que eres bueno.





Rolando Muñoz Félix





De La muerte no se va





Los árboles crecen al revés



saben que tenemos invertida



la eclosión de los sentidos.





Dormir bajo los árboles



puede regresar la sangre



a su torrente verdadero.





Hay quienes lo entienden.



Hay quienes lo persiguen toda la vida.



Hay quienes son arrebatados por la ausencia.





No sé cómo pueden decirlo en voz alta.



Que lo repitan, si logran evitar



que los aniquilen contra su voluntad.





***



No se inventa la rosa:



Aparición en el pájaro.



Revelación del polvo.





Le nombramos para creernos despiertos



pero: ¿Qué del sueño que no se recuerda?





¿Que del rostro no reflejado en el lago,



el vidrio, o las manos?





¿Qué del paraíso irrepetible



-sin pertenencia-



del transeúnte en el espacio?





Herminia Ortiz Marrufo





1





Nos perdimos en ese lugar



de tejados rojos



amaneceres transparentes



y calles empedradas





con montañas vestidas de colores



que se estiran para tocar las nubes



y la luna





tú y yo con hechizos en los ojos



sabores del mercado



olor de leña y humedad





el pueblo de la plaza con el kiosko y la fuente



la iglesia con aroma de flores





notas que se expanden



emergen de la escala sin las líneas



con sonidos del arroyo, de las frutas y hojas que se caen,



del perro, de palomas y campanas





el sol filtraba el frío para colorear tu cara



(tus ojos con el brillo de la miel y cabello matizado)



lo veías de frente





compartías tu bebida con aquella mujer de Tierras



Coloradas



la de la trenza





la cascada vio que me besaste



frente al deslave de la roca que olía a musgo



y gotas trasminadas





en la cabaña azul escalamos la montaña



como ella pudimos tocar las nubes y la luna



el tiempo se detuvo para vernos



fue quien se llevó mi arete.





Miguel Ángel Ortiz





De El cuaderno de las resignaciones





(fragmento)





¿estamos hechos amigo Wilde



de la madera con que se fabrican los barcos?



¿estamos hechos



del agua de los arroyos o de la luz



o de las velas que encendieron nuestros abuelos algún día?





***





dijiste Bosie



que salías muy temprano de casa para conocer gente



para estar fuera y regresar hasta en la noche





alargabas los brazos



como si quisieras llegar hasta el cielo frío



de un marzo cualquiera





yo vi algo humano



tan humano que no cabían ni alas transparentes ni



pelícanos





te iba a decir que no



que conocer gente es algo muy triste



que mejor es conocer jirafas o callejones





no supe bien



que tenías detrás de los ojos





sólo supe que el día se había opacado



que era una piedra hundida de pronto en la laguna







Juan Emigdio Pérez Olvera







La tarde no tiene a donde ir







La tarde usa andadera.



Su deseo infantil



se asoma a la orilla del día.



Los pies desfallecen hinchados.



No ve la orilla del día,



intenta la luz,



Entonces el reloj rechina los dientes,



gotea latidos



en pozo de agua, en el sueño del oído,



en pozo de ochenta y cuatro años profundos.



La tarde



está dormida,



le llegan los párpados a las rodillas.



El día



se fue como otro hijo a la tumba.



La memoria



gotea en el pozo de la noche



en la clepsidra de la muerte gotea, gotea.



La muerte



prepara el pronóstico del tiempo.



¿Será mañana?



Esotérico



El gato despliega



una señal en la cola.



.





Luis Carlos Quiñones Hernández





Los que se mueren en la víspera





Los que se mueren en la víspera



son los desesperados



los que se comen a sí mismos por dentro



y se sueñan mutuamente



con ojos muy grandes así como de muerto.



Son los que se aman a deshoras



por que se adelantan o se atrasan en el tiempo,



y no esperan a mañana



para morirse ahora mismo en casa beso.





Son los amantes irredentos,



aquéllos que penden su vida de un hilo



y siembran ecos y voces en el limbo



para colmar de frío su beso en el infierno.



Son los que no saben por qué o para qué se están muriendo.





Son los exiliados de todo lo predicho,



de toda palabra que nombre el firmamento,



de todo azul intenso paraíso,



de todas las verdades que suenen a lamento.



Son los que mienten para verse en una esquina



y darse un beso.





Son los que esperan las cinco de la tarde



y se mueren de angustia por el retraso de un momento.



Son los que padecen de ausencia en los ojos



y colman, murientes, de amor todas las calles.



Son los que se mueren de impaciencia porque no saben esperar,



Por que desean la gloria del amor y su misterio.





Everardo Ramírez Puentes





Elegía para un violín triste





Mi abuelo murió siendo joven.



Dejó un violín embalsamado



de frustradas notas,



una viuda pobre,



y un vació en la memoria de sus hijos.





Cabalgó sobre ángeles y demonios;



urgido más por hambre que por fama;



inundando la oscura miseria de los barrios



con música vertebralmente humana.





Fue infeliz.



Lo sé por el tormento antiguo de sus ojos,



resignados a la fatalidad



inescrutable del destino.





No conoció la paz rural del labrador



ni convivió con los latifundistas del deseo;



sus manos nacidas para las cuerdas,



envejecieron prematuramente



arrancando turbios yerbajales.





Amó a la tierra, a sus hijos.



A sus padres idos.



A la música, con el deleite



de un poeta frente a las estrellas.





El brío de su amor fue comparable



a la intensa búsqueda de su muerte.



Bebía y el violín lloraba.



En alucinantes noches



el sotol le hundió sus puntas



en el hígado, insaciable



calcinado.



Dolorosamente abierto.





El violín lloraba



sobre los hombros tristes de la noche.



Mi abuelo sordo al hígado destrozado



levantaba templos de música



en la barbarie nocturna,



sitiada por el olor de rastrojo y de flores.





Un día,



cansado, el Abuelo cerró



las exclusas del sueño.



Dio la espalda a las estrellas.



Recordó su niñez.



A los rostros nebulosos de sus padres,



perdidos en el pasado oscuro y sepia;



atribulado por la imagen



desolada de las cosas.



Por la presencia silenciosa de la Muerte.





Esperó el fin con el hígado insurrecto



y la música explotándole en el alma.





Cerró los ojos.



Dejó una eternidad multiplicada,



un violín huérfano,



que desde entonces gime



en su nimio ataúd



desencajado.





José Reyes





De Alucinaciones y Presencias (poesía reunida 1986-1994)





El mejor lugar





El mejor lugar para escribir un poema



es el café.



El mejor sitio para esconder un secreto



es el poema.



Ayer me di cuenta de esto,



así que le arranqué



los secretos a mis poemas



y los oculté en el ropero.







¡Ah, mujer, boquita de manzana!





Aclaro:



Este poema no es romántico.



Sucede que los poemas cursis



los dejo en el cajón.



Por ejemplo:



Eres más bella que la más bella.



Eres tan hermosa como el poema 20.



Tus ojos son profundos ocasos



donde el día se hunde con todo y sol.



Tus labios qué manzanas van a ser.



Son



Son



En fin...



Las manzanas de Newton



que me como con todo y gravedad.



Este poema no es romántico. /Aclaro./





Ángeles Rosas Vela







1



Te dejo los sueños que no soñamos



las tardes lluviosas y las noches de cerveza



las mariposas amarillas



que volaban en el libro que leímos juntos



la canción del disco viejo



la ropa que te lavaba



las fotos que no destruiste



el reloj olvidó que cómo marcar las horas





Quédate con tus orgasmos sin dueña



con la luna veleta como tú



con la cama y el colchón



la escoba, el gato



la maceta









2





Yo también sueño



con tener treinta años menos



para coger contigo





Me confieso de todos los pecados



que comete el mundo



(quisiera que fueran míos)





Me gusta el color de los naipes



el vino que me vuelve loca



las luces del bar



y los hoteles lejanos





Pero ya soy una abuela



No puedo hacer locuras



Ni fugarme contigo



Ni vender mis besos



Ni pensar



Ni escribir esto















Emma Rueda





De Hablo por los poros



V.



Que cada quien haga el amor



es decir, la vida,



como mejor le plazca:



mientras más vidas



de la vida nazcan.



La vida,



que lo es todo



y algo más.





María Cristina Salas





Los elefantes





Reloj de arena



sepultado bajo mantos de ceniza.



Son fantasmas,



leyendas de la propia jungla;



no saben vivir en soledad.



Caminan en manada,



Inmensa mancha sin color



desplaza su existencia



carente de brújula.



Hendiduras en la piel



ocultan heridas ancestrales.



Los elefantes,



son a veces demasiado grises,



otras, de rosado inocuo, mas,



cuando aparecen blancos,



el marfil de sus colmillos



se transforma en piedra sin ningún valor:



Sin historia que resguarde



la herida de donde provienen



y permitió sobrevivir



heridas del tiempo.







Leticia Salazar





De Pájaro sin parvada ni horizonte



(fragmento)





Todos sabemos para qué sirven los filos,



sabemos que visibles e invisibles andan por todas partes,



y gritan su realidad cuando buscamos esa afirmación que tanta falta nos hace.





Si uno pudiera partir del nunca jamás donde hasta ahora se ha vivido,



si con la retórica precisa pudiéramos justificarnos





Que nadie reconozca sus huellas para que carden sufran sin conocernos,



callar lo que se piensa es la mejor forma de estar muerto





Uno sabe que existe si tiene un lugar con la justa soledad para ir sobreviviendo,



pero la soledad no es un fenómeno de vacío,



tiene la facultad de llenarlo todo y además nos ama,



o tal vez a mí me ama porque soy suicida,



auqnue nunca falta quien esté intentando convencerme de lo contrario.



Camila es la más empeñosa:



cuando debatimos, muestra su furia como si fuese cosa de vida o muerte,



pero en el punto clave de nuestra identidad ella toma el lugar que le corresponde.



Ya sin opción alguna, se concreta a vigilar los filos de mi pensamiento.





Camila es una perra callejera y como todas las de su clase va y viene



por el melodrama que me hubiera gustado representar.





Pero no basta decir "soy suicida" para reafirmarse,



ni que una perra callejera nos recuerde la razón.



Lo que se dice ser hay que serlo si no de nada sirve,



y la duda atraviesa las miradas de quienes hacen demasiadas preguntas.





Todo lo demás es un pretexto para continuar en la vida,



clandestinamente, lo confieso, porque la muerte ya pasó por aquí.







José Solórzano





De Rosa de cantera







Sólo somos una pregunta



alrededor del sueño





Dios ya se cansó de nosotros



***





No te distraigas en la contemplación.



No provoques



al tigre



que pasea dentro de la tinta.





***



En mi mano peregrina



nace tu rosa



y el vuelo de esta luz



se desangra más que un piano



en la vereda de un río anónimo





*



Entraste a la lluvia



tu cabello no se moja



un arco iris acompaña tus pasos





*



Viajé en todos los trenes



y un dragón le habló a tu rosa



que no dormía en aquel andén



donde el silencio oraba a gritos







Socorro Soto







Por las calles empedradas de Corinto



va un hombre con sus pies descalzos,



polvorientos caminos de una mañana silenciosa



corazón de sangre húmeda, sandalias desgarradas.





Para espantar la angustia de su tribu



buscó la estrella de mar cada madrugada,



pero las dunas del desierto atormentado



pintaron un oasis al filo del canal.





La danza de espejos terminó en alucinación.



La brújula aventó las manecillas



y las sábanas de polvo ardiendo



dejaron en la estepa un dolor de siglos.





Un hombre con sus pies descalzos



camina por las calles de Corinto.

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