Gilberto Lastra Guerrero
Amar a una mujer es amar el lienzo limpio y sucio
su idea suicida
de una habitación
por la mañana
la marea de locura
en nuestros labios cerrados
la cresta del sueño
en el horizonte de la ventana
el cuerpo encallado
en el cansancio que despierta
mis labios en los senos
y las manos en el muro del presente
el páncreas
y el hígado compartidos
tantos días de infortunio en el agua que le cae del ojo
y corre el rímel que ha manchado la almohada del recuerdo
es amar los zapatos puestos los abandonados por la fatiga
en el clóset t i r a d o s por toda la casa junto a los calzones
¾al andar enigmas perpetuos los zapatos rosas¾
los verdes y azules los perfumes de sus colores
sostienen la cadera y su columna
las piernas crecidas en los zapatos de tacón
de piso zapatos sólo zapatos tirados
es amarla desflorada en la cama
en el filo del deseo
en las puertas de su manía infantil
es jugar con delfines entre las sábanas
es robar las calles
de una ciudad llamada Nadja
es verla metida en el sostén y enfundada en bragas
para lanzarlos de nuevo al suelo
y tallar el pene contra las paredes
de su conciencia durante un programa de noticias
platicar con Cratilo
por el cuerpo de su nombre
¾es estrechar la vida con la vida¾
sembrar almas
en la palma de la mano
regurgitar demonios en la distancia
mientras se baña
ver lunas amontonadas
como todas las lunas que no miramos
en una pila de huesos junto a los collares
es verla salir del lienzo que se le desprende pasando
del pasillo a la habitación
verla trepar la cuerda de la memoria
y caer cada vez que se pronuncia su nombre
comulgar el lino y el óleo del pensamiento
(consagrar mis manos con el misterio
de su mirada al frotarle el cabello)
incubar un hada en los testículos para concebir fantasías
es comprar un bolso rosa de manga corta una tarde
y llenarlo de aventuras
hacer historias para guardarlas en el labial
¾despertar al mundo¾
dibujar en nuestros ojos
la Flor de los Amantes
vivir una feliz tragedia contenida en la palabra Muerte
es cantar a coro por la regla
guardarla en el bolso rosa y pasearla por el camino
que abre el trueno de su andar
es beber y embriagarse con el dolor que oculta su sonrisa
mirar el chubasco en la pupila
y detenerlo al cambiar de firmamento
con palabras de un pequeño poeta
es entregarle al alba la primera caricia
del rostro antes de ir a trabajar
es desnudar su luz
y dársela para que ande en las calles recordando nuestra oscuridad
cambiar la brújula al sur de su anatomía y meter
mis manos en un nido de espinas para verla renacer cuando se viste
es buscar nuevos cuerpos en los mismos cuerpos
romper puertas en la locura y
dejar pasar la carne por los ojos
es ser poeta un momento aunque se esfume
ser pluma y tinta y escribir un cuerpo aunque el agua lo borre
ser Orfeo y rescatar a Eurídice
de una adicción o del manicomio familiar
es pisar el principio de la sexualidad y su tierra creada para un árbol que camina cada tarde
es acordar un código en los besos
es besar palabras mudas
enamorar al silencio
romperlo a mitad del cielo con miradas ausentes
cuando se despide y enfila a la oficina
en-
con-
trar
en
los
aretes
cascadas
de
lunas
cayendo al fondo del silencio
es forjar una nueva Biblia con todas sus tragedias
¾con las mismas tragedias y nuevas tragedias¾
beber de todas las culturas los besos
la sangre nuestra muerte
las elegías para resumirlas en caricias
abrir el Partenón de la blusa y tocar las maravillas
alcanzándola en la
escalera
del
edificio
es pedirle el alma a una puta de París
con sus Flores del mal
hablar con una Scherezada muda
y que los cuerpos lancen al silencio sus noches en llamas
es azotar la puerta
para que mueran todas las doncellas
que juegan con la sangre de su Condesa
¿qué sería del amor sin esos juegos de inocencia?
es regresar al apartamento Sakti
y romper la columna del sexo ¡crash!
embriagar estrellas
y ponerlas en un vaso de ajenjo ¡plum plum!
mirar en la pecera del dolor la sed de los peces
es pensar en clavar mis dedos entre su cabello
buscando su corola en la tierra recién mojada por la muerte
¾cada uno de mis miembros es un pétalo de tu flor mujer¾
creer en el reloj
de arena
del
pubis
desangrar
una
llama
en la pared
mientras
no está
para recostarla por la noche en una cama de cenizas
y salvarla con palabras de la vejez
es morir de frío en la primavera de su boca
es pensar en bañarla
con bilis negra y secarla con epifanías
es tomar por asalto las plazas
y gritar como un guerrero que los dedos
son lanzas y las palmas escudos hinchados por dragones
es izar las velas de la noche y hacerla caer como un telón en sus párpados
limpiar cuando uno llega la lava
que transpira su cuerpo
es
acordonar
la zona
del desastre de
un
coito i n t e r r u m p i d o por discusiones
raspar el ataúd que no verá un cuerpo consumido
por el fuego del tiempo una noche de regateos en el alma
abrir poros en su piel
y encontrar una aldaba de labios
para oír la enunciación
poner a mendigar a Dios en el atrio del cuerpo
cuando vuelve a la cama
mirar al niño y al poeta consagrar
sus manos con recuerdos
y bendecir el cuerpo
sudando dimensiones
encontrar el vellocino
de oro entre los pechos
buscar la luz en su desnudez nocturna
entonar una canción salvaje
es abrir los ojos de Petrarca
en las lunas del espejo
apagar el sol con sus labios
mientras se quiebran todos los cielos
de una tarde
1 comentario:
Me gusta la estructura rítmica y orgánica que le das a tu poema. Gracias, es una leccion de estilo.
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